¿Qué entendemos por salud dental?
La expresión salud dental hace
referencia a todos los aspectos de l
a salud
y al funcionamiento de nuestra boca,
especialmente de los dientes y de las
encías. Además de permitirnos comer,
hablar y reír (tener buen aspecto), los
dientes y las encías deben carecer de
infecciones que puedan causar caries,
inflamación de la encía, pérdida de los
dientes y mal aliento.
¿Por qué es importante la salud dental
para la salud y el bienestar general?
La salud de nuestros dientes y boca
está relacionada de muchas maneras con la
salud y el bienestar general. La capacidad
de masticar y deglutir la comida es esencial
para obtener los nutrientes necesarios que
permiten disfrutar de un buen estado de
salud. Aparte de las consecuencias sobre el
estado nutricional, una mala salud dental
también puede afectar de manera negativa
a la capacidad de comunicación y a la
autoestima. Las enfermedades dentales
provocan problemas económicos y sociales
debido a que los tratamientos son costosos
y que el dolor de dientes causa bajas en la
escuela (niños) como en el trabajo
(adultos).
¿Por qué es importante la Odontología
Preventiva?
El propósito de la Odontología actual
es ayudar a las personas a alcanzar y
conservar al máximo su salud oral durante
toda la vida.
La ODONTOLOGÍA
PREVENTIVA, se basa en prevenir o evitar
la aparición de diferentes enfermedades, o
a lo sumo, disminuir el grado de malignidad
o destrucción de las estructuras
bucodentales en el caso de que aparezcan.
Se puede conceptualizar a la
Odontología Preventiva como el estudio o la
ciencia que se encarga de la promoción de
la salud bucodental para evitar problemas
como la caries o enfermedades
periodontales, previniendo complicaciones
o intervenciones más invasivas sobre el
paciente. En general podríamos aplicar
prevención en todas las subespecialidades
de la Odontología, ya que se ha invertido
mucho dinero y horas de investigación para
alcanzar la capacidad actual de controlar
los estragos de las enfermedades por placa
dentobacteriana. El mejor modo de
prevenirlas es con una buena higiene
bucodental y con revisiones periódicas al
odontólogo. También es relevante el control
de la ingesta de determinados alimentos,
especialmente aquellos que tienen un alto
potencial cariogénico: azúcares como la
sacarosa o la glucosa.
Una buena higiene comienza por un
correcto cepillado, que conviene realizar
justo después de cada comida, ingesta de
bebidas, especialmente las azucaradas y
carbonatadas, de golosinas o aperitivos, o
de cualquier alimento. El cepillado más
importante, y el que no debe faltar, es el de
después de la cena o de la última ingesta
antes de dormir.
El cepillado debe realizarse
introduciendo los filamentos del cepillo en el
espacio que se forma entre la encía y el
diente. Para ello, debe inclinarse el cepillo
orientándolo hacia la línea que limita diente
y encía. El objetivo es eliminar la placa
dentobacteriana que se acumula en ese
espacio, y que es el agente causal de la
inflamación de la encía, por irritación
química.
Las encías sanas no sangran con el
cepillado. Si se observa un sangrado
evidente con un cepillado normal, lo
probable es que se esté ante un caso de
gingivitis. La solución es sencilla: realizar
una limpieza profesional, es recomendable
que esta limpieza se realice al menos 2
veces al año.
Tras pasar el cepillo y la seda,
puede ser conveniente un enjuague bucal,
el cual es una excelente alternativa para el
control químico de la formación de placa
dentobacteriana.
Placa dentobacteriana
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